martes, 29 de mayo de 2012

Alma mía


Verte caminar por el pasillo que está enfrente
Es sentir el brillo del alba en mi pecho,
Un eterno escalofrío en mi piel,
Y un sigilo que me persigue.

Cada mañana es dulce al mirarte,
Porque alma mía, sin ti el atardecer moriría,
Adormecería sin dejarnos un solo rastro,
Sin dejarnos apreciarlo, anhelarlo.

Estoy mirándote, estoy escuchando tu voz,
Esa voz que me busca todo el tiempo,
Que marca mi camino con colores
Y poesías llenas de ternura, de locura.

Vuelvo a inspirarme con tu presencia,
Mi espíritu se llena de esperanzas,
Ya no se ahogan mis sentimientos ni mis pensamientos.
Ahora mis deseos llegan al punto máximo,
Cuando tus suaves y delgados brazos me obtienen,
Y yo sacudo mis sueños cuando te siento dentro de mí,
Y  tu mirada se vuelve más profunda de lo normal,
Penetra en mis ojos, cálidamente, serenamente.

Ansíame, alma mía, sé que quieres hacerlo,
Así podremos dormir entre las hojas amarillas del bello otoño,
Podremos temblar abrazándonos cuando el invierno caiga,
Cuando la primavera florezca bebiendo nuestro amor,
Cuando el verano sujete fuerte la luna.

Aférrate a mí, llénate de mi sosiego color rosáceo,
Brilla en mi cuerpo,
Brilla en mi alma, en mi ser.