miércoles, 30 de mayo de 2012

Pequeño ángel


Hoy siento tu ausencia y me duele tanto,
Que me encierro en mi espacio y te recuerdo.
Pequeño ángel, de alma libre y vigorosa,
Confusa ando, vagando por la Rosario otoñal,
Y en cada sombra que me persigue
Me siento pálida y marchita,
Sin tu voz que me sostenía en algún momento,
Robándome sonrisas, alegrándome cada mañana y mediodía.


Triste fue despertar aquel amanecer lluvioso,
Y darse cuenta de que jamás iba a volver a verte,
Ni a oír tu risueña voz, ni a observar tus brillantes pupilas llenas de vida.
Sollocé en ese mismo instante,
Y unas lágrimas cristalinas hundieron mi rostro.
Comencé  a imaginarte, te sentía en mi mente y en mi pecho.


Eras tan lunático, tan audaz.
Tu sonrisa iluminaba el aula oscura,
Nos guiaba, nos hacía feliz.
Eras tan radiante, pequeño ángel,
Y tan apreciado por la gente,
Que te soñaron hasta el último y afligido día.


Te extraño, te necesito,
Te siento en lo profundo de mí,
Envíame alguna señal, cántame una eterna canción, 
O recítame una eterna poesía.
Siempre estarás en mi ser,
Y te recordaré,
Como la persona más feliz que he conocido,
Como el dulce ruiseñor que alguna vez sonrió.