sábado, 23 de marzo de 2013

Disfruta del poder y la belleza de tu juventud. No importa…

Nunca entenderás el poder de la belleza de tu juventud hasta que se
haya ido. Pero créeme, en 20 años verás atrás a través de las fotos y
comprenderás de una forma que no puedes hacerlo ahora cuantas
posibilidades se te abrieron y lo fabuloso que te veías.
No estás tan gordo como piensas.
No te preocupes por el futuro. O preocúpate, pero debes saber que
preocuparse es tan efectivo como tratar de resolver una ecuación de
álgebra mientras masticas goma de mascar. Los problemas que realmente
son importantes en tu vida nunca pasarán por tu mente, tipo aquellos
que no se te ocurrirían a las 4 de la tarde de un martes sin nada que
hacer.
Haz todos los días algo que te asuste.
Canta.
No trates los sentimientos de los demás de forma irresponsable.
No toleres a aquellos que tratan irresponsablemente tus sentimientos.
Relájate.
No pierdas tu tiempo en celos.
A veces ganarás, a veces perderás. La carrera es larga y al final tienes que contar contigomismo.
Recuerda los halagos que recibes. Olvida los insultos. (Si alguien
logra tener éxito haciendo esto, que me diga cómo).
Guarda tus viejas cartas de amor. Deshazte de tus viejos estados de cuenta bancarios.
Estírate.
No te sientas culpable si no sabes qué hacer con tu vida. Las personas más interesantes que he conocido, no sabían a los 22 qué hacer con sus vidas. Algunas de las personas más interesantes de 40 años que conozco aún no saben qué hacer.
Consume bastante calcio. Se amable con tus rodillas. Sentirás su falta cuando no te funcionen más.
Tal vez te casarás, tal vez no.
Tal vez tendrás hijos, tal vez no.
Tal vez te divorcies a los 40.
Tal vez bailes el vals en tu 75 aniversario de bodas.
No importa lo que hagas, no te enorgullezcas demasiado, ni te critiques tanto. Tus opciones tienen 50% de ser acertadas, como la de todos los demás.
Disfruta tu cuerpo.
Úsalo de todas las formas que puedas.
No temas lo que otras personas piensen.
Es el más grande instrumento que tendrás jamas.
Baila, Aún si el único lugar que tengas para hacerlo sea tu sala.
Lee todas las indicaciones, aún si no las sigues.
No leas revistas de belleza. Sólo te harán sentir feo(a).
Conoce a tus padres. No sabes la falta que te harán cuando ya no estén.
Se amable con tus hermanos. Ellos son tu mejor enlace con tu
pasado, y las personas que más estarán contigo en el futuro. Entiende que los amigos van y vienen, pero hay un puñado de ellos que debes cuidar con cariño.
Trabaja duro para superar los obstáculos geográficos y los de la vida, porque cuando más viejo te pongas, más necesitarás a las personas que conociste en tu juventud.
Vive en Nueva York alguna vez.
Pero múdate antes que te vuelvas muy duro.
Vive en California del Norte alguna vez.
Pero múdate antes que te vuelvas muy suave.
Viaja.
Acepta que hay ciertas verdades eternas. Los precios van a subir, los políticos son mujeriegos, y tú también vas a envejecer. Y cuando haya sucedido, vas a fantasear que cuando eras joven, los precios eran razonables, los políticos eran nobles y los niños respetaban a sus mayores.
Respeta a tus mayores.
No esperes que alguien te ayude. Tal vez tengas un fondo fiduciario.
Tal vez tengas un(a) esposo(a) rica. Pero nunca sabrás cuándo puede desaparecer.
No arruines mucho tu cabello, o con el tiempo cuando tengas 40, parecerás de 85.
Se cuidadoso con los consejos que recibes. Pero se paciente con los que te los dan. Aconsejar es una forma de nostalgia. Darlos es una manera de pescar el pasado, limpiarlo, esconder las partes feas y reciclarlo por un precio mayor del que vale.
Pero confía en mí en lo del protector solar….

viernes, 15 de marzo de 2013

Pienso...

El sistema nos alimenta de basura, creo que por eso algunas personas no llegan a ponerse en mi lugar. Lo único que te brinda es una manera de vivir que para mí es tan hipócrita y normal, que hasta a veces me da náuseas.
La mayoría de la gente cree que una persona lo es sólo cuando tiene un título, que en realidad desde ahí pasas de ser una persona a un papel que dice un rótulo, es decir, comienzas a ser una etiqueta. Desde ahí estás obligado a laburar 8 horas por día (algunos más, otros menos), para que después terminen dándote unas vacaciones que duran solamente una semana, en la cual te gastas gran cantidad de tu suelo. Y que encima terminas medicado por depresión, debido a que no descansas o te hartas de tu rutina. ¿No es así? la gente vive cansada y drogada, porque para sentirse mejor tienen que empastillarse.
Para otros es necesario CASARSE Y TENER HIJOS, lo cual me parece perfecto, pero...¿acaso las parejas no se dan cuenta que atándose de tal manera pierden cierta libertad? Tengo seres cercanos que no pueden hacer algo por tener que cuidar a su/s hijo/s. Al fin al cabo terminas rompiéndote la nuca para mantener tu familia.
Acaban siendo unos viejos demacrados, enfermos y algunos hasta llegan a ponerse tristes por sentir que no llegaron a hacer algo interesante o lindo en su vida, cobrando una jubilación que no les alcanza ni para los impuestos. Y así corren los años, pasa el tiempo, y vos seguís sentado frente a una computadora, encerrado en cuatro paredes, sin saber que allá afuera hay un mundo precioso y desconocido que te está esperando. Sin saber que no todo es como lo muestran las clásicas películas estadounidenses, donde ellos son los buenos, los latinoamericanos son los traficantes, los árabes los terroristas y los italianos los mafiosos. Si salís a la calle, a la puerta de tu casa, si caminas dos cuadras, vas a encontrarte con muchas cosas como esas. No hace falta que te vayas a otro país para saber que es cierto y que existe. Si abrís la puerta de tu casa y caminas algunas cuadras vas a darte cuenta que trafican drogas, armas, personas y que hasta llegan a matar por un par de zapatillas.
Posiblemente nací con el espíritu libre, el cual se enriqueció mucho más con mi viaje. Quizás algunos piensen que soy una desquiciada, patética, pero sé que muchos de los que leyeron esto llegaron a comprenderme y a estar de acuerdo con algunas de las cosas que puse. 



Lo único que digo es que yo no quiero tener ese estilo de vida tan normal y repugnante. Yo quiero VIVIR y DISFRUTAR, CONOCER, APRENDER y SOÑAR. Me gustaría tener anécdotas para contar, no quiero encerrarme, prender el televisor y dejar que las falacias mostradas en el noticiero lleguen a quemar mi cerebro. No pienso en el futuro, prefiero vivir el presente.
Te amo por vos y por mí.

lunes, 18 de febrero de 2013

Pueden ser casualidades
 u otras rarezas que pasan, 
pero 
donde quieran que ando
 TODO
 me conduce 
a ti.

domingo, 17 de febrero de 2013


Casi nada de lo que creemos que es importante me lo parece.
Ni el éxito, ni el poder, ni el dinero, más allá de lo imprescindible para vivir con dignidad.
Paso de las coronas de laureles y de los halagos sucios. Igual que paso del fango de la envidia, de la maledicencia y el juicio ajeno.
Aparto a los quejumbrosos y malhumorados, a los egoístas y ambiciosos que aspiran a reposar en tumbas llenas de honores y cuentas bancarias, sobre las que nadie derramará una sola lágrima en la que quepa una partícula minúscula de pena verdadera.
Detesto los coches de lujo que ensucian el mundo, los abrigos de pieles arrancadas de un cuerpo tibio y palpitante, las joyas fabricadas sobre las penalidades de hombres esclavos que padecen en las minas de esmeraldas y de oro a cambio de un pedazo de pan.
Rechazo el cinismo de una sociedad que sólo piensa en su propio bienestar y se desentiende del malestar de los otros, a base del cual construye su derroche.
Y a los malditos indiferentes que nunca se meten en líos. Señalo con el dedo a los hipócritas que depositan una moneda en las huchas de las misiones pero no comparten la mesa con un inmigrante.
A los que te aplauden cuando eres reina y te abandonan cuando te salen pústulas.
A los que creen que sólo es importante tener y exhibir en lugar de SENTIR, PENSAR Y SER.
Y ahora, ahora, en este momento de mi vida, no quiero casi nada. Tan sólo la ternura y la gloriosa compañía de mis amigos, de él. Unas cuantas carcajadas y unas palabras de cariño antes de irme a la cama.
El recuerdo dulce de mis muertos. Un par de árboles al otro lado de los cristales y un pedazo de cielo al que se asomen la luz y la noche.
El mejor verso del mundo y la más hermosa de las músicas. Por lo demás, podría comer patatas cocidas y dormir en el suelo mientras mi conciencia esté tranquila.
También quiero, eso sí, mantener la libertad y el espíritu crítico por los que pago con gusto todo el precio que haya que pagar.
Quiero toda la serenidad para sobrellevar el dolor y toda la alegría para disfrutar de lo bueno.
Un instante de belleza a diario.
Echar desesperadamente de menos a los que tengan que irse porque tuve la suerte de haberlos tenido a mi lado. 
Seguir llorando cada vez que algo lo merezca, pero no quejarme de ninguna tontería. 
No convertirme nunca, nunca, en una persona amargada, pase lo que pase.
Y que el día en que me toque esfumarme, un puñadito de personas piensen que valió la pena que yo anduviera un rato por aquí.
Sólo quiero eso. 
Casi nada. O todo.


jueves, 3 de enero de 2013

Una historia sin fin


Cuatro días a tu lado
Era 25 de diciembre, exactamente las 18 horas cuando llegué a tu casa. Tú estabas durmiendo y yo te desperté con un fuerte grito.
Apenas llegué me acosté contigo. Sentía nostalgia, por tus palabras, por tus miradas. Sentía que no podía dejarte ir.
Hablamos tanto. Nos miramos tanto. Sólo deseaba estar así, a tu lado, dejando que me perfumaras  el alma, llenando de amor las hojas de mi árbol primaveral. Y digo primaveral, porque tú me abres como una bella y cálida flor que está a punto de nacer, de florecer, de dejar que el sol le dé su luz. Tú, únicamente tú, coloreas mi árbol.
Te entregué un obsequio, fotos, cartas y demás, y desde ahí, nuestras ropas terminaron en el suelo. Pintaste mi rostro con colores alegres y felices, dibujaste mi sonrisa. Me hiciste el amor una y otra vez.
La música no pudo haber faltado durante aquellos días. Vivir contigo y con música es como volar por las montañas, sintiendo cómo el dulce viento acaricia nuestras mejillas rojizas quemadas por el mismo sol. Vivir contigo es vivir en paz,  es tener amor en casa, en la ducha, en la cama… en el somier tirado en el suelo.
Caminamos por las calles, tomados de la mano, abrazados, regocijados ante la magia de las estrellas. Yo te miraba y suspiraba. Realmente estaba feliz por tenerte conmigo, pero por  momentos sentía miedo, mi pecho latía fuerte y mis ojos se hundían en humedad. Sentía que caía sobre un algodón gigante, cubierto de tristeza, mojado por mis lágrimas y secado por tus besos. Tú me veías y me abrazabas; querías hacerme sonreír.
La última noche que pasé contigo, en esos cuatro días, te pedí que me hicieras el amor como nunca antes lo habías hecho. Me acariciaste fuerte y tus labios se encendieron por la tierna pasión. Mis piernas se enredaban con las tuyas y me tomabas con tanta locura. En la oscuridad, nuestros ojos brillaban y yo abría mis labios, gemía en tus oídos.
Esa misma noche brindamos y chocamos nuestros vasos, dejando que salieran unas dulces palabras de nuestro ser. Tus deseos tocaron mi pecho suavemente, como un soplido de alguna tarde perdida. Respiraste profundo, me besaste y yo sonreí.
Finalmente llegó el viernes. Estábamos frente al río, esperando. El sol se asomaba despacio y de a poquito nos pegaba fuerte en la frente, aunque hacía frío y yo temblaba. Necesitaba calor.
Ambos moríamos de sueño y sin embargo, aunque me caía del cansancio, dejé que te recostaras sobre mis piernas. Te acariciaba, observaba lo hermoso que eres. Contemplaba tu belleza pura e infinita.
Volvimos a casa y nos acostamos a dormir. Si bien yo estaba agonizada e igualmente tenía ganas de hacerte el amor por última vez, pero tuvimos que levantarnos, porque debíamos ir a lo de Nelly, tu simpática tía y desde allí volverías al viejo y querido Colón.

Nostalgia y amor en la Terminal
Apenas salimos, la tristeza comenzó a apoderarse de mi cuerpo, de mi alma y de mi mente; pero a la vez me sentía bien, porque tus palabras me ayudaron mucho. Llegamos a la parada del colectivo y yo ya tenía ganas de llorar, de largar todo lo que sentía, de decirte lo mucho que te quiero y te quise en estos meses. 
Cuando pusimos pie en la Terminal comenzó a nacer dentro de mí algo raro y extraño. Jamás me había sentido así. Una insólita melancolía se alojaba en el fondo de mi pecho.
Desde el momento que hiciste la fila para sacar el pasaje, mi estómago expresó algo misterioso. Sentía que miles de cosas pasaban por allí y por mi cabeza. ¿Será que estaba nerviosa? ¿Será que verdaderamente no quería dejarte ir?
Te acompañé hasta afuera. Cientos de personas corrían por su colectivo, otras sacaban sus pasajes y otras cien esperaban y/o despedían a alguien, quizás un familiar, quizás un amigo, o tal vez…un AMOR.
Te abracé fuerte y te dije lo mismo de siempre: que te cuidaras, que te acuerdes siempre de mí y que te voy a extrañar mucho. Me contestaste diciéndome que si yo estoy mal tú también lo estarás, que debemos ser fuertes y que siempre me acuerde de todo lo que vivimos y hablamos en este tiempo. Yo te tomaba las manos y te las apretaba. Te acariciaba, te miraba los hermosos y dulces ojos que tienes.
Ya era hora de que subieras. Seguí abrazándote, fuerte, fuerte. No podía soltarte, no quería ni podía dejarte ir. Te necesitaba. Precisaba que en todo momento me demostraras el amor que sientes por mí. Me dijiste que te soltara, que debías irte, que no querías llorar. Tus ojos estaban empapados de lágrimas cristalinas, sumisas y profundas. Yo estaba a punto de desahogarme, dejando que las pequeñas gotas se desparramaran por mi frágil rostro. Te solté y me fui, tapándome los ojos, secándolos. Me fijé la hora y eran precisamente las 15 horas y 16 minutos. En ese mismo momento me di vuelta, tú estabas mirándome. Te saludé, con una sonrisa un tanto quebradiza. Levantaste tu mano e hiciste un tierno gesto con tu boca. Yo no podía dejar de observar tu triste mirada.
Salí corriendo y rápidamente tomé mi colectivo. Sentía unas inmensas ganas de gritar, de llorar, de querer demostrarle al mundo que no podía dejarte ir, porque te amo, porque no había tenido las fuerzas para decírtelo en aquél momento. Me ahogaba en mis sentimientos. Dentro de mí, corrían recuerdos iluminados por tu bella sonrisa y tu mágica voz.
Me enviaste un mensaje diciéndome que me QUIERES MUCHÍSIMO, que NUNCA LO OLVIDE y que nos VEREMOS A LA VUELTA. Ya no sabía cómo hacer para no llorar. No sé si verdaderamente la gente me miraba o yo estaba imaginando, alucinando por el estado en el que estaba.
Llegué a mi casa y no me quedó más que recordar…

Intentando caer sobre el abismo de la soledad
Los días pasaban y yo intentaba caer en esta trágica soledad. Debía entender  que tenía que esperar casi seis meses para poder sentir nuevamente el calor de tus labios sobre los míos, tu aliento en mi pecho, tu respiración en mi oído.
Nuestra comunicación no se perdió en ningún momento, eso me hizo realmente muy bien. Seguíamos hablando, hasta algunas veces me llamabas. No caben dudas que las eternas ganas de tenerte conmigo no estaban presentes. Aunque siguiéramos hablando la tristeza habitaba en mí.
Una tarde de esas en la que sólo quieres abrazar y tener el consuelo de alguien, me sentí mal, demasiado mal. Fue en ese momento que me di cuenta que estaba sola, no tenía a nadie que me acompañara en ese sentimiento, excepto tú, pero estabas lejos. Necesitaba perderme en tu mirada dulce y perfecta. Necesitaba ser secuestrada por tus besos. Deseaba tanto tenerte sobre mí, dentro de mí…en el fondo de mi alma, tocando mi corazón, que late cada vez más cuando pienso en ti.
Tú me hablabas, intentabas robarme sonrisas. Y lograste hacerme poner bien. Mi rostro cambió cuando leí las palabras que me habías escrito.
Todo estaba calmo. Había paz en mi ser, pero sin embargo…seguía extrañándote.

El mejor comienzo de año
Mientras todos brindaban por algo “especial” para cada uno de ellos, yo brindaba por nuestro amor. Pensaba en ti mientras estallaban en el cielo los hermosos y coloridos fuegos artificiales.
La luna estaba casi redonda y brillaba como tus ojos lo hacían aquella tarde en la Terminal. Anhelaba una noche más junto a ti. Realmente quería que estuvieras allí, abrazándome, recibiendo el año juntos, con un beso fuerte, lleno de terneza.
Nos escribíamos mensajes. Me deseaste un buen comienzo de año, me dijiste unos cuantos halagos, muy dulces, como siempre. Pero aquella noche, aquel  1 de enero de 2013, me dijiste algo que sentís. Algo muy fuerte y que yo también lo siento hace tiempo. Me dijiste que ME AMAS.
No creo que puedas llegar a imaginarte la sonrisa que me robaste cuando leí aquel mensaje. No te imaginas lo feliz que me sentí por un instante. Porque yo también TE AMO.
 Y el amor… el amor que siento por ti es más que único e inmenso. Es dulce como la miel de las abejas. Está cubierto de besos y abrazos, también de mimos y caricias. Es cariñoso, ansioso y loco.
El amor que siento por ti quiere unirse a tu amor y correr por la naturaleza libremente, sin que nada ni nadie los separe. Grita sin dormir porque es verdadero y salvaje.
El amor que siento por ti es casi inhumano. No sé si alguien pudiera llegar a sentir lo que siento yo.
Durante la tarde me escribiste. Justo ese día había despertado con unas enormes ganas de besarte. Me preguntaste si tenía ganas de dar mucho amor, te respondí que sí. Era seguro, yo quería verte, soñaba con poder saludarte.
 Y así me sorprendiste, viniste a Rosario, a verme, a hacerme el amor por última vez…en enero. Teníamos que esperar demasiado como para no saludarnos. Había comenzado un nuevo año, necesitaba, al menos, decirte que este año también lo quiero pasar junto a ti.
Cuando te vi no hice más que sonreír y abrazarte fuerte. Me habías devuelto los colores que me hacen feliz. Las ramas y las hojas de mi árbol deseaban jugar con las tuyas. Pensarte entre olores verdes fue hermoso; acariciarte aún más.
Hicimos el amor una y otra vez. Sentía tu amor en lo profundo de mi ser. Cada orgasmo describía la felicidad que tocaba mi piel, cada vez que me rodeabas con tu aroma a enamorado yo enloquecía tiernamente.  Me curabas cada herida de mi pecho con cada beso que me entregabas sin temor alguno.
Me buscabas, revolvías las sábanas, me despeinabas y llegabas a encontrarme. Sentía cómo mi corazón se quemaba al no poder gritarle al mundo que TE AMO. Me rozabas y me protegías de aquella noche fría de verano. Cada latido de tu pecho era veloz, como cada beso tuyo que recorría mi cuerpo. Yo te encandilaba con mis sonrisas cada vez que me ponía sobre ti.
Música, amor y locura. Sentimientos profundos y verdaderos. Todo eso nos unía aquel anochecer.
Cuando el sol cayó por completo sobre nuestros pies, nos recostamos uno al lado del otro, nos acariciamos y nos besamos. Intentábamos dormir entre el aroma de la mejor flor. Yo sentía que todo aquello era un sueño y que soñaba estando despierta. El sueño logró cerrar nuestros ojos y dormimos abrazados. Cuando despertamos, nos preparamos y nos fuimos.
Durante la despedida nos dijimos que nos queremos, nos besamos y abrazamos fuerte, fuerte. Me dijiste “TE RE AMO” y eso…eso quedó y quedará grabado en mi mente para siempre.


Te amo, mi amor. Regálame de esa rica miel que en tus manos cabe.
Eres el sueño más soñado y eres mío, porque yo te sueño, te anhelo. Me haces muy feliz! Completaste mi ser desde el primer momento en que te vi. Gracias por formar parte de mi vida.

jueves, 20 de diciembre de 2012

Te Quiero


Te quiero, no sólo por cómo sos conmigo sino también por cómo piensas.
Te quiero por tus dulces besos, por tu hermosa voz.
Te quiero porque me robas mil sonrisas, por tu sinceridad y tus caricias.
Te quiero por la suave piel que tienes, por tus manos pequeñas y lindas.
Te quiero por tu LOCURA, REBELDÍA y LIBERTAD.
Te quiero por tus preciosos ojos verdes.
Te quiero por la música que escuchas y cantas.
Te quiero por tu poesía.
Te quiero por tus eternos y fuertes abrazos.
Te quiero por tus comidas exquisitas.
Te quiero por cada latido que hay en el fondo de mi pecho.
Te quiero las 24hs del día.
Te quiero por tus expresiones y tus sonrisas infinitas.
Te quiero porque me ayudas a no estar sola.
Te quiero porque nos enseñamos y aprendemos mutuamente. 
Te quiero por cada vez que hemos hecho el amor.
Te quiero porque viajas y no hay nada que te encadene.
Te quiero porque sabes volar. 
Te quiero por tu humildad y sencillez.
Te quiero porque sos mi compañero, mi nuevo amigo.
Te quiero porque amas el sol, la lluvia y la naturaleza.
Te quiero por tus consejos y porque me cuidas.
Te quiero por cada "te quiero" que me has dicho.
Te quiero porque en serio me tomas de la mano.
Te quiero por el cariño que me das.
Te quiero porque confías en mí y yo en vos.
Te quiero por tus tiernos labios, por tus miradas.
Te quiero por lo que fue y lo que vendrá.
Te quiero porque sueño con vos.
Te quiero por lo feliz que me haces.
Te quiero porque...simplemente TE QUIERO, y un "te quiero" no se le dice a cualquiera. Vos, sinceramente, te ganaste todo mi amor.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Me contemplas


Tu piel, ¡bella y suave piel!, tiernamente acaricia mi cuerpo y yo me dejo llevar.  Nada me importa en ese instante, ni en el tiempo, ni lo que puede llegar a suceder, sólo te disfruto y te siento, te sonrío, te susurro en el oído lo hermoso que es tenerte a mi lado. La noche se vuelve mágica cuando empiezas a besarme y yo me abro como una flor rojiza llena de terneza. ¡Oh, cómo se siente tu amor dentro de mí! ¡Cómo lograr decirte lo hermoso que es pertenecerte!  Y sé que extrañaré mirarte fijo mientras tú me tienes en tu ser; no sabré si dibujar tu rostro en mi almohada o en mi pecho y así poder tenerte cerca de mí cuando ya no estés aquí.
Podría decirte que es inmenso lo que siento por ti y que mi espíritu te imaginará cada instante cuando te vayas. Cariño, no podría olvidarme de tu bella esencia, de tu aroma en mi piel, de tus manos tomando  las mías, de mis dedos jugando con tu palma, acariciándote sedosamente.  Es tan lindo todo esto, es tan dulce la vida a tu lado. No sé cómo serán los días cuando escapes de esta enorme ciudad, le juro al Dios que desconozco que verdaderamente me cuesta verte lejos de mí, cruzando las fronteras, dejándote ir, pero lo cierto es que cuando regreses podré brindarte todo el amor que habré acumulado con el pasar del tiempo.
Ahora…olvídate ya de lo demás, el futuro llegará cuando tenga que hacerlo. Enciérrame en tu canto, tómame, llévame a la orilla del inquieto mar. Ansío verte desnudo entre la cálida arena y el hermoso sonido del agua salada. Solo así podremos anhelar la libertad que tanto os gusta. Solo así podrás escucharme gemir eternas y dulces poesías.  
Con cada movimiento de tu cuerpo logras que mi corazón se altere y mi respiración se desazogue.  Amo tu boca cuando derrama alegría. Amo tus pequeñas pestañas y el hermoso color de tus ojos. Amo decirte brevemente que te quiero y no me animaría a perderte, porque me contemplas, porque hacía un largo tiempo que desconocía este lado de mí. Gracias a ti, por hacer que cada día aprenda algo nuevo y por hacerme reconocer que las mejores cosas llegan cuando menos te las esperas. 

martes, 30 de octubre de 2012


No estés lejos de mí un sólo día, porque cómo,
porque, no sé decírtelo, es largo el día,
y te estaré esperando como en las estaciones
cuando en alguna parte se durmieron los trenes.
No te vayas por una hora porque entonces
en esa hora se juntan las gotas del desvelo
y tal vez todo el humo que anda buscando casa
venga a matar aún mi corazón perdido.
Ay que no se quebrante tu silueta en la arena,
ay que no vuelen tus párpados en la ausencia:
no te vayas por un minuto, bienamado,
porque en ese minuto te habrás ido tan lejos
que yo cruzaré toda la tierra preguntando
si volverás o si me dejarás muriendo.




¡Yo tengo el vicio de dejarme llevar y poner mi cabeza en Marte!



Tus manos, lindas y suaves

Con sólo mirarte me liberas. Aunque yo me haya cerrado como un puño, siempre abres pétalo tras pétalo mi ser, como la primavera abre con un toque diestro y misterioso su primera rosa. Ignoro tu destreza para cerrar y abrir, pero cierto es que algo me dice que la voz de tus ojos es más profunda que todas las rosas. Nadie, ni siquiera la lluvia, tiene manos tan pequeñas.

martes, 25 de septiembre de 2012

lunes, 24 de septiembre de 2012

Pájaro de la libertad



Quizá sea pronto para escribir lo que escribiré en los próximos minutos. Sólo sé que hoy te pienso más que ayer y las ganas de tenerte a mi lado son dulces y eternas.
Cada vez que te tengo entre mis brazos llenas de ternura mi alma, y te aferras a mí, perfumándome, acariciándome, y completas mi ser cuando tu mirada es profunda, llena de sinceridad.
Tal vez todo sucedió muy rápido. Tal vez por ello me siento así de bien. Pero es que, cariño, tus ojos me iluminaron desde aquella tarde cercana al río, y tu sonrisa era tan brillante, tan alegre, que al menos por aquél momento, mi querer floreció como la hermosa primavera.
Oh, qué dulce es tu canto en mi oído y tus besos al despertar. ¡Qué acogedor eres, pájaro de la libertad! Que vuela y ama el viento audaz. Podría jurarte que me envuelves con tu cálida luz. Me rodeas y me atas a tu cuerpo. Oh, me apego a ti, como el mar lo hace con la arena, como las gotas de la lluvia lo hacen con la tierra. ¡Qué dulce eres, divino ser!
Y no importa si mañana no puedo acariciarte, me gusta vivir el hoy, y HOY TE TENGO, te aprovecho, te conozco. No importa si tus pasos no desean seguir los míos, porque  siempre habitas mi ser y duermes sobre mi cuerpo, como agua de amapolas.
Oh, terneza, déjame ser parte de tu mundo. Déjame cuidarte, buscarte, y así sabrás que ya eres parte de mi ventura, de mi calor, de mi Universo. ¡Ahora me siento asombrada de vivir! Cariño, no te sueltes de mí.


viernes, 22 de junio de 2012

Comenzó la estación del frío,
De los labios quebradizos,
De las boinas y bufandas de lana,
De los guantes mágicos y suaves.


Comenzó el invierno,
La estación donde todos desean dormir con alguien,
Donde una persona necesita el calor de otra.


Comenzó la estación de la neblina y del rocío,
De los atardeceres tempranos,
De las noches largas y heladas.


Comenzó el invierno,
Y ahora muchos andarán con pañuelos y resfrío,
Con labiales de cacao,
Con estufas y leñas prendidas,
Soportando la nieve, blanca y fría.


viernes, 15 de junio de 2012

Afortunadamente, me haces bien

Tu beso se hizo calor,
luego el calor, movimiento,
luego gota de sudor,
luego viento,
que se hizo vapor...
Lo gracioso del sol es cuando no ve nada, le encandila los ojos la luz de tu mirada. Lo lindo de la noche y las estrellas es que tu rostro habita en todas ellas, lo lindo de mi vida es el saber que la gobierna tu ser. Lo lindo de tocarte es que me mata, no me das tiempo ni de entrar en coma, lo más lindo del viento es cuando intenta ir de la mano junto con tu aroma.
YO SIEMPRE AMÉ TU LOCURA